Confieso que he crecido

viernes, 18 de julio de 2008

No me acuerdo del primer día. No recuerdo si fue una ocurrencia mía o una magnífica idea de mi vieja para mantenernos entretenidas, pero sé que empezó como un "juego" con vos y que hoy es mi verdadera vocación. Lo sé porque cuando piso un estudio de radio siento que en ningún otro lugar podría estar mejor.
Tenía 8 o 9 años, quizás un poco menos. Como todos los nenes me la pasaba inventando juegos y soñando despierta, y asi fue que se prendió la lamparita en mi cabeza. Ese día soñé con "mi radio".
Un micrófono medio destartalado (que le tomé prestado a mi vieja), un equipo de audio Aiwa (que todavía tenemos) y un cassette viejo (en el que me dejaran grabar encima) fueron suficientes para arrancar este gran proyecto. Lo otro, yo ya lo llevaba en la sangre.
Como en toda gran historia no podía faltar la mano derecha, mi compañera de aventuras, la más fiel de todas (Vicky) la que soportó mis cagadas a pedos por reirse "al aire" y repitió escenas de radionovelas de terror que yo -tiránicamente- escribía, dirigía y actuaba. (Las Sangrientas Historias de RRrácula I y II, La venganza de Juan y Pepé, entre otras)
Después de un éxito debastador -a nivel familiar- y a pedido del público, empezamos a probar otros formatos como Todo chisme y Novela Chivo (versión radial del sketch de Tinelli).
Todo aquel que caía en casa un fin de semana -y era menor de 15 años- estaba practicamente obligado a participar del programa. Pese a nuestras "ignorancia radial" eramos bastante visionarias y en poco tiempo montamos una estructura firme. La llamamos Radio Compañía -no se porqué- le hicimos un jingle, con eco y todo, y le dimos un dial afanado (105.5).
El tiempo fue pasando y el juego fue quedando atrás. Ya nos sentíamos medio boludas hablándole a una audiencia inexistente, inventando personajes como Natalia Strawberry -la hermana no reconocida de Agustina Cherry(?)- o colocándonos seudónimos zodiacales como Alejandra Tauro y Marcela Géminis para hablar de chismes.
No me acuerdo cuando fue que guardamos el micrófono en el fondo de aquel placard, no recuerdo la última vez que nos bancamos jugar y decir boludeces sin sentirnos ridículas. El micrófono lo encontré hoy. El equipo sigue acá, en el lugar de siempre y los cassettes los tengo a mano. Solo me faltás vos, hace tiempo que no te tengo cerca hermanita.. ¿Te animás a volver el tiempo atrás... por un rato?
Te amo y a pesar de la distancia, en estás cosas, siempre estás conmigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

como TODO lo que escribis, me llegooo, te felicito una vez mas, por esto que haces gordaa, LAS AMO PRIMAS, y encanta que esten cerca mio, las extraño, las veo algun dia, besitos!

Manolo's dijo...

Bueno, más allá del final emotivo que me conmovió hasta las cachas, me hizo reir mucho el relato.

Con un amigo teníamos a Moroco y Aristóbulo, un radioteatro de terror que duró un sólo capítulo, y para un programa de 3er. año, donde además, refritamos otras cosas de historias anteriores...
Ah, desenterrando muertos es esto.

Eso sí, tenés que llevar los cassettes a la radio, los digitalizamos, y salen un par de segmentos seguro.