Reflexiones no-tan inútiles II

lunes, 4 de agosto de 2008

Un frío de cagarse. Al contrario del común de la gente (para variar) una ráfaga de buen humor se apropió de mí, hoy. Está de más decir que fue después del mediodía, ya que desde que me levanto hasta esa hora, mi cuerpo es poseído por alguien que no soy yo. Una especie de zoombie, un doble sin lucidez, un ser inanimado, torpe y con voz ronca. Después del mediodía me convierto en algo parecido a una persona normal.

Llegué a la parada del colectivo y a diferencia de los demás días no tuve que dejar pasar 2 bondis ni esperar más de media hora cagada de frío. Esta única vez el colectivo estaba llegando casi al mismo tiempo que yo y no era el que me deja a 4 cuadras de mi casa, sino el que me deja en la esquina. Todas esas circunstancias en su conjunto, me produjeron un éxtasis de felicidad. Tanto que llegue a casa cantando "Por eso yo soooooolo quiero la plaiaa y el maaar, cantaar y bailaaar" (Ya sé, me fui a la mierda, pero era/soy un manantial de buen humor y es normal que pasen esas cosas) .

Después descubrí que si era un virus o algo similar, seguramente, en mi casa no lo había contraído porque mi mamá no parecía tener los mismos sintomas, es más era totalmente al revés. Una cara de culo comparable con cosas mucho-muy desagradables que se me vienen a la cabeza y no voy a poner acá simplemente porque... no sé. Con esa expresión y una voz moribunda me preguntaba por SUS bombillas que YO, en mi maligna tarea de archienemiga le había escondido o robado o traficado a lugares donde escasean las bombillas, como las casas de mis amigas.

Sin embargo, ese episodio no empañó mi feliz momento. Mi actitud positiva hacia la vida, nada tiene que ver con un libro de autoayuda salido del fondo de un cajón de saldos y escrito por un yankee desconocido, que según la solapa del libro convirtió a miles de fracasados en gerentes de empresas monstruosamente millonarias. No se de donde salió ésto pero es mucho más genuino que cualquier reflexión de cualquier libro, lástima que estás cosas duran poco.. como todo lo bueno.

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